Uno entraba en su casa de Las Arenas, en Cuevas del Almanzora, y Juanito te recibía con toda la naturalidad del mundo acostado en el catre, con los mofletes lustrosos y una biblia entre las manos; o ibas a verlo al local de cachivaches que tenía en Garrucha, al lado de la Benemérita, y lo veías sentado en un butacón como el Marajá de Kapurtala, rodeado de bargueños, platos dorados y montañas de libros polvorientos.
Siempre tenía a mano una sonrisa el anticuario Juanito, más bueno que el pan del Nazario, y siempre te ofrecía algo a cambio de nada: serán pocos sus amigos que no tengan un duro del Tío Sentao regalo de este gitano resalao de Cuevas que se ha ido sin avisar, en su pueblo querido, rondando los 90 años de carretera y manta.
Su padre murió joven y Juan Moreno Nieto, con 15 años, se echó a vender trajes, colchas y mantelerías, con una bicicleta, por el Ramonete y el Campo de Cartagena, antes de que llegara la Guzzi y la furgoneta. El trato era su vida: primero con la compraventa de bestias, después con los trajes de alpaca y por último con el negocio de las antigüedades. A Juan Moreno no lo conocía nadie, a Juanito el Gitano, media España. Era el anticuario más veterano de la provincia gracias a su paciencia mineral para aguantar a pie del cañón en las malas rachas.
Este viejo patriarca gitano, que actuaba también como un juez de paz de los de su raza en conflictos menores, nació cuando Azaña era presidente de la República, en una cueva del barrio del Rulaor. Sus padres, Antonio y Francisca, dedicados a la compraventa de bestias, criaron allí a ocho hijos, en tiempos de pura miseria.
Venían marchantes de Barcelona, los Calzas de Valencia que compraban mulos romos, de los que se criaban en el río Almanzora, de buena casta. En la plaza del Castillo se vendían también piaras de cerdos. Empezó de crío a viajar con su padre, viendo en los bares cuando se hacía el ritual y los hombre sentenciaba: “vendío, vendío, comprao, comprao, hecho está”, comiendo por los caminos bollos de cebada y de panizo.
A fuerza de trabajo prosperó Juanito y se hizo un nombre en el sector de las antigüedades con almacenes de venta en Cuevas y en Garrucha.
Juanito se hizo popular en toda España cuando hasta 12 periódicos nacionales dieron cuenta de la Boda Gitana de sus nieta. Fue un espectáculo nunca visto en la provincia: 30 caballos y jacas alazanas trotaron por calles de Cuevas hasta el Castillo del Marqués y los novios tirando duros y peladillas. Vinieron gitanos de Francia, Madrid, Barcelona y Málaga. La boda de su hija, en el 72, también fue sonada, con 18 días que duró la celebración.
Ya se ha ido Juan, dejando toda una prole de buena sangre gitana, ya no se irritará más Juanito, como cuando perdía jugando al Subastao con sus amigos en el Málaga. Hoy entierran a las cuatro de la tarde a este hombre generoso, a este Juanito el Gitano que tanto dio en vida.
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