Ni el calor reinante ni el lógico cansancio de la Feria menguan la devoción.
Sobre las olas Nuestra Señora va caminando.
Sobre las aguas viene la Virgen con su Hijo en brazos.
Peces de plata la clara concha van escoltando,
y de la espuma encaje sube para su manto
Fue un ya lejano día de la primavera de 1951 cuando Manuel del Águila compuso esta bellísima letra que, musicalizada por el inmortal maestro Padilla, se adoptó como Himno de la Coronación de la Virgen del Mar, Patrona de Almería. Un Himno que, 66 años después sigue siendo perfectamente actual y teniendo vigencia de alabanza a la Virgen.
En todos los actos a Ella dedicados, la Coral lo entona con incomparables voces y devoción y toda Almería le hace los coros. También se reza cantando y este cántico es una petición de protección a la Patrona
Lo mismo vale para la llegada de la Imagen de la Virgen a la playa de Torregarcía la víspera de Navidad de 1502 que para su anual salida procesional para poner broche de oro a las fiestas que Almería celebra en su honor. Basta cambiar las olas por el trono, los peces de plata por sus horquilleros y la espuma del mar por los albos y olorosos nardos para que la letra sea perfectamente actual cada último domingo del mes de Agosto, cuando la Virgen del Mar pasea mirando amorosamente a todos los almerienses, los miles que la acompañan o la esperan en las aceras y también, por qué no, a aquellos que no pueden o quieren hacerlo.
Suben al cielo las gaviotas de finas alas,
palio bordado de estrella y nube del cielo bajan.
El viento absorto en fina brisa se va cambiando,
y el aire leve de dulce canto se va llenando.
La procesión Eran las 8 en punto de la calurosísima tarde dominical cuando la Imagen de la Virgen llegó a la playa de Torregarcía llevada por la espuma de las olas... perdón... cuando la Virgen del Mar salió a la plaza a la que da nombre llevada a hombros de los horquilleros. El orden de la procesión era el habitual.
Abría la Cruz Guía de la Hermandad flanqueada por faroles. Luego venían las Hermandaddes de pasión y gloria de la provincia y la capital por orden de antigüedad, cerrando la Agrupación. A continuación, Hermandades de Santuarios Diocesanos (Gádor, Monteagud, El Saliente y Tiuces) y las filiales (Sevilla, Madrid y Barcelona).
Novedosa era la guardería infantil con varas de nardos. Luego, la Banda Santa Cecilia de Sorbas y 30 camareras de la Virgen ataviadas con elegantes mantillas. A continuación, la Junta de Gobierno, presidida por Elías García, y los Dominicos.
Y por fin aparecía el paso de la Virgen del Mar, bellamente ornamentado de albos nardos que transmiten a los almerienses ese inconfundible ‘olor a Patrona’. El Cabildo catedralicio, presidido por el Obispo, Mons. Adolfo González, Ayuntamiento, Diputación Provincial, autoridades civiles y militares y Banda Municipal de Música cerraban el cortejo procesional.
Quizá el momento más emotivo se produjo cuando, en Plaza Circular, la Virgen miró al mar que la trajo a Almería, el Obispo predicó y los fieles entonaron el Himno de la Coronación. Y la Patrona continuó su plácido paseo por las calles de Almería.
(La voz de Almería)
Sobre las olas Nuestra Señora va caminando.
Sobre las aguas viene la Virgen con su Hijo en brazos.
Peces de plata la clara concha van escoltando,
y de la espuma encaje sube para su manto
Fue un ya lejano día de la primavera de 1951 cuando Manuel del Águila compuso esta bellísima letra que, musicalizada por el inmortal maestro Padilla, se adoptó como Himno de la Coronación de la Virgen del Mar, Patrona de Almería. Un Himno que, 66 años después sigue siendo perfectamente actual y teniendo vigencia de alabanza a la Virgen.
En todos los actos a Ella dedicados, la Coral lo entona con incomparables voces y devoción y toda Almería le hace los coros. También se reza cantando y este cántico es una petición de protección a la Patrona
Lo mismo vale para la llegada de la Imagen de la Virgen a la playa de Torregarcía la víspera de Navidad de 1502 que para su anual salida procesional para poner broche de oro a las fiestas que Almería celebra en su honor. Basta cambiar las olas por el trono, los peces de plata por sus horquilleros y la espuma del mar por los albos y olorosos nardos para que la letra sea perfectamente actual cada último domingo del mes de Agosto, cuando la Virgen del Mar pasea mirando amorosamente a todos los almerienses, los miles que la acompañan o la esperan en las aceras y también, por qué no, a aquellos que no pueden o quieren hacerlo.
Suben al cielo las gaviotas de finas alas,
palio bordado de estrella y nube del cielo bajan.
El viento absorto en fina brisa se va cambiando,
y el aire leve de dulce canto se va llenando.
La procesión Eran las 8 en punto de la calurosísima tarde dominical cuando la Imagen de la Virgen llegó a la playa de Torregarcía llevada por la espuma de las olas... perdón... cuando la Virgen del Mar salió a la plaza a la que da nombre llevada a hombros de los horquilleros. El orden de la procesión era el habitual.
Abría la Cruz Guía de la Hermandad flanqueada por faroles. Luego venían las Hermandaddes de pasión y gloria de la provincia y la capital por orden de antigüedad, cerrando la Agrupación. A continuación, Hermandades de Santuarios Diocesanos (Gádor, Monteagud, El Saliente y Tiuces) y las filiales (Sevilla, Madrid y Barcelona).
Novedosa era la guardería infantil con varas de nardos. Luego, la Banda Santa Cecilia de Sorbas y 30 camareras de la Virgen ataviadas con elegantes mantillas. A continuación, la Junta de Gobierno, presidida por Elías García, y los Dominicos.
Y por fin aparecía el paso de la Virgen del Mar, bellamente ornamentado de albos nardos que transmiten a los almerienses ese inconfundible ‘olor a Patrona’. El Cabildo catedralicio, presidido por el Obispo, Mons. Adolfo González, Ayuntamiento, Diputación Provincial, autoridades civiles y militares y Banda Municipal de Música cerraban el cortejo procesional.
Quizá el momento más emotivo se produjo cuando, en Plaza Circular, la Virgen miró al mar que la trajo a Almería, el Obispo predicó y los fieles entonaron el Himno de la Coronación. Y la Patrona continuó su plácido paseo por las calles de Almería.
(La voz de Almería)
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