El equipo de Ifapa abre una nueva era en la investigación.
El sector hortofrutícola aguarda con entusiasmo los efectos que puede traer consigo la generalización de las técnicas propuestas por los investigadores del Ifapa para controlar la mosca blanca en el calabacín. La suelta prematura en semillero del ácaro depredador Amblyseius swirskii, el método cuya eficacia ha sido probada por los expertos del centro de investigación andaluz, pone en evidencia la importancia de desarrollar mecanismos efectivos de control biológico de virosis y demás enfermedades vegetales.
El caso de la mosca blanca en el calabacín explica a la perfección este hecho. Gabriel Escobar, presidente de la comercializadora hortofrutícola Escobi S.L., asegura que hasta la fecha el control biológico en esta planta cucurbitácea no ha tenido tanto éxito como en otros cultivos como tomate o pimiento. "No se terminaba de controlar y de ahí los problemas de virus en los últimos años", explica Gabriel Escobar.
Años duros
El directivo recuerda los años 2014 y 2015 como los de mayor incidencia del virus de Nueva Delhi. "Se arrancó entre un 10 y un 15 por ciento del calabacín plantado en el campo", estima Escobar. La mosca blanca, el insecto que transmite esta enfermedad que produce un rizado y un deterioro de las hojas de la planta mermando la producción de forma significativa, causó los mayores estragos en el cultivo donde la implantación del control biológico está menos extendida.
"Algunos agricultores tuvieron que arrancar hasta dos veces sus cultivos de calabacín. En total hicieron hasta tres cultivos, con el coste adicional que eso conlleva", afirma Gabriel Escobar, el cual asegura que "los agricultores 'calabacineros' cada vez son más reacios a plantar calabacín en otoño".
Equipo almeriense
El presidente del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA), Jerónimo Pérez Parra, considera que los avances obtenidos son de suma importancia para el control de uno de los insectos más peligrosos para la agricultura almeriense y mundial como es la mosca blanca, capaz de transmitir decenas de virus que afectan no sólo al calabacín, sino también al tomate y otras hortalizas. Virus que en muchos casos son altamente dañinos como es el Nueva Delhi o el de la cuchara en el tomate.
El ‘secreto’ es la puesta en marcha en el Ifapa de Almería de un equipo multidisciplinar de fitopatología y protección vegetal sostenible que trabaja en el desarrollo de métodos de lucha biológica en los cultivos. Según Pérez Parra en ese grupo de estudio se integran entomólogos, virólogos y otros especialistas que permiten un trabajo que recoge todos los aspectos de las investigaciones.
Nuevas líneas
El presidente del organismo destaca el hecho de que esta metodología de trabajo está muy poco recogida en la literatura científica y abre nuevas perspectivas que, desde Almería, ha despertado un alto interés en la comunidad científica internacional, un desarrollo “en el que en el centro de Almería llevamos trabajando muchos años”.
Para Pérez Parra, la publicación de estos trabajos abre nuevas perspectivas para uno de los problemas que con mayor frecuencia encuentran en su labor agricultores y técnicos “no sólo de Almería sino de buena parte de las zonas de cultivo del mundo, y es un trabajo desarrollado íntegramente desde Almería”.
(La voz de Almería)
Comentarios
Publicar un comentario