Las familias García, Garrido y Jaramillo forman una de las sagas más musicales de la provincia.
En la casa de los García Garrido, la música siempre anda revoloteando como una niña traviesa. El género da un poco igual: puede ser que un día les apetezca escuchar jazz y al día siguiente se decanten por Beethoven, Mozart o Sibelius o que amanezcan con cuerpo de pasodobles. Y cuando no, ya se encargan ellos de ponerle ritmo a la banda sonora de su vida. “Tocamos cualquier cosa, hasta el Despacito”, dice María del Mar Garrido, farmacéutica de profesión y música de corazón, que heredó de su padre el amor por la música.
Ahora, esa pasión, que también comparte con su marido desde que eran unos críos, se ha inoculado en los dos hijos de la pareja y en la hermana de ella, su cuñado y un par de sobrinas. Todos juntos, las familias García, Jaramillo y Garrido, se han convertido, posiblemente, en una de las sagas familiares más musicales de la provincia: en algunas celebraciones, se han llegado a juntar hasta treinta personas, cada una con su instrumento. “Ocurrió una Navidad y fue mi cuñado el que se encargó de las labores de ensayo. Pero en casa, cada vez que nos juntamos con amigos o con la familia, sacamos las partituras y nos ponemos a tocar”.
María del Mar, el saxo alto, el mismo instrumento que toca Francisco, su hijo; el marido, Francisco Jesús García, el saxo barítono; María del Mar, la hija de la pareja, el clarinete. Candelaria, la hermana, que es maestra, es toda una especialista con el requinto, el más pequeño de la familia de los clarinetes. El cuñado, Ricardo Jaramillo, es como un ‘MacGiver’ de la música y se defiende de maravilla con instrumentos tan dispares como el fagot, el piano, el oboe o el saxo tenor. Hace poco, aprendió a tocar la tuba viendo videos por YouTube. Y luego están las dos sobrinas, hijas de Candelaria y Ricardo: Candela toca el fagot y Martina el oboe.
“Imagínate cuando nos juntamos todos. Es un guirigay muy divertido”, dice María del Mar. Ella, su marido, su hermana, su cuñado y su sobrina Candela forman parte de la Banda de la Asociación Cultural Níjar, de Níjar, que el padre de María del Mar y Candelaria, Justo Garrido, dirigió durante muchos años. “Nuestro abuelo ya tocaba en la banda que había antes en el pueblo y en ella también tocaron mi padre y mis tíos desde niños. Eran cinco hermanos: los cuatro chicos estaban en la banda y ella, como no podía, tocaba en casa el acordeón y las castañuelas”, rememora María del Mar.
Nuevas generaciones
La tradición ha continuado en las siguientes generaciones. Hace poco, la hija de María del Mar y Francisco -que se conocieron cuando eran niños y ambos tocaban en la Banda- aprobó la prueba de acceso para formar también parte del cuerpo de músicos, pero todavía no ha actuado. Será más adelante, cuando el director lo estime conveniente. La niña se incorporará a los ensayos el próximo mes de octubre y lo hará de la mano de sus padres, que dejan de lado cualquier otra obligación para no perderse los dos ensayos semanales que tienen con el resto de componentes de la Asociación Cultural. “Llevamos haciéndolo así desde que mis dos hijos son pequeños. Ellos se han criado escuchando música de banda y lo raro hubiera sido que no les gustara”, cuenta.
“En realidad, todo esto se lo debemos a mi padre. Él se volcó mucho con la asociación , en casa siempre lo hemos vivido muy intensamente”, concluye María del Mar.
(La voz de Almería)
En la casa de los García Garrido, la música siempre anda revoloteando como una niña traviesa. El género da un poco igual: puede ser que un día les apetezca escuchar jazz y al día siguiente se decanten por Beethoven, Mozart o Sibelius o que amanezcan con cuerpo de pasodobles. Y cuando no, ya se encargan ellos de ponerle ritmo a la banda sonora de su vida. “Tocamos cualquier cosa, hasta el Despacito”, dice María del Mar Garrido, farmacéutica de profesión y música de corazón, que heredó de su padre el amor por la música.
Ahora, esa pasión, que también comparte con su marido desde que eran unos críos, se ha inoculado en los dos hijos de la pareja y en la hermana de ella, su cuñado y un par de sobrinas. Todos juntos, las familias García, Jaramillo y Garrido, se han convertido, posiblemente, en una de las sagas familiares más musicales de la provincia: en algunas celebraciones, se han llegado a juntar hasta treinta personas, cada una con su instrumento. “Ocurrió una Navidad y fue mi cuñado el que se encargó de las labores de ensayo. Pero en casa, cada vez que nos juntamos con amigos o con la familia, sacamos las partituras y nos ponemos a tocar”.
María del Mar, el saxo alto, el mismo instrumento que toca Francisco, su hijo; el marido, Francisco Jesús García, el saxo barítono; María del Mar, la hija de la pareja, el clarinete. Candelaria, la hermana, que es maestra, es toda una especialista con el requinto, el más pequeño de la familia de los clarinetes. El cuñado, Ricardo Jaramillo, es como un ‘MacGiver’ de la música y se defiende de maravilla con instrumentos tan dispares como el fagot, el piano, el oboe o el saxo tenor. Hace poco, aprendió a tocar la tuba viendo videos por YouTube. Y luego están las dos sobrinas, hijas de Candelaria y Ricardo: Candela toca el fagot y Martina el oboe.
“Imagínate cuando nos juntamos todos. Es un guirigay muy divertido”, dice María del Mar. Ella, su marido, su hermana, su cuñado y su sobrina Candela forman parte de la Banda de la Asociación Cultural Níjar, de Níjar, que el padre de María del Mar y Candelaria, Justo Garrido, dirigió durante muchos años. “Nuestro abuelo ya tocaba en la banda que había antes en el pueblo y en ella también tocaron mi padre y mis tíos desde niños. Eran cinco hermanos: los cuatro chicos estaban en la banda y ella, como no podía, tocaba en casa el acordeón y las castañuelas”, rememora María del Mar.
Nuevas generaciones
La tradición ha continuado en las siguientes generaciones. Hace poco, la hija de María del Mar y Francisco -que se conocieron cuando eran niños y ambos tocaban en la Banda- aprobó la prueba de acceso para formar también parte del cuerpo de músicos, pero todavía no ha actuado. Será más adelante, cuando el director lo estime conveniente. La niña se incorporará a los ensayos el próximo mes de octubre y lo hará de la mano de sus padres, que dejan de lado cualquier otra obligación para no perderse los dos ensayos semanales que tienen con el resto de componentes de la Asociación Cultural. “Llevamos haciéndolo así desde que mis dos hijos son pequeños. Ellos se han criado escuchando música de banda y lo raro hubiera sido que no les gustara”, cuenta.
“En realidad, todo esto se lo debemos a mi padre. Él se volcó mucho con la asociación , en casa siempre lo hemos vivido muy intensamente”, concluye María del Mar.
(La voz de Almería)
Comentarios
Publicar un comentario