
La hermandad vuelve un año más al centro almeriense acompañada por todo su barrio.
En una alquimia perfecta, incienso y sal se mezclan formando un aroma que en secreto pregona el Lunes Santo en el Zapillo. A su vez, una ola de silencio inunda el barrio cuando a las 7.15, en la parroquia de San Pío X, suenan tres golpes en la puerta, es un nazareno que invita al recogimiento.
Se disipaban las dudas de qué depararía la tarde del lunes tras la jornada lluviosa del domingo. Un lunes espléndido que permitió disfrutar de las hermandades en la calle.
EL GRAN PODER ESTRENÓ TÚNICA DE TERCIOPELO MORADO DONADA POR UNA HERMANA
El luto y el esparto enmudecen cuando el Señor del Gran Poder asoma tras la complicada salida de su templo. Enorme el esfuerzo de sus costaleros que tanto dentro como fuera "empujaban" con temple a las órdenes de D. Manuel Sánchez.
Estrenaba este nazareno una túnica de tercio pelo morada donada por una hermana de la cofradía zapillera.
En el interior del enrejado que cerca las puertas de San Pío X, el Concejal de Gobierno Delegado de servicios municipales y plazas, D. Juan José Alonso Bonillo hacía la primera levantá antes de que el primer y único paso de esta hermandad saliese por completo a la calle.
Avanzaba el Señor con paso largo, mientras sorteaba el cableado de la Calle Bilbao, dejando huérfano al barrio durante unas horas. Aquí, los vecinos le ofrecían ramos de flores que complementaban la alfombra de claveles rojos que pisaba Jesús del Gran Poder.
En pocas chicotás se situaba la hermandad en la Avenida Cabo de Gata, que lo recibía con una pequeña brisa en contra.
La primera hermandad de silencio en pisar las calles de Almería esta Semana Santa 2018 llegaba hasta el centro de Almería para pedir la venía en Carrera Oficial.
En ocasiones, quizá menos de las que debería, el silencio se rompía con el peculiar racheo constante de los 'pies' del Señor, en forma de rezo que solo los amantes del costal llegan a entender.
Casi un centenar de nazarenos formaban el cortejo, con túnica negra de sarga y cinturón de esparto. Todas las varas de la hermandad mostraba un lazo azul recordando al pequeño que hace unos días nos dejaba. El paso del Gran Poder también lucia un crespón negro con un pez azul dorado anudado en la magnifica canastilla tallada por Antonio Ibáñez Vallés.
Una vez alcanzada la Calle Navarro Rodrigo, la hermandad tenía que deshacer el camino hecho a última hora de la tarde. Arropada por su barrio marinero, y bajo unas calles algo desangeladas volvía al templo tras un duro trabajo. A las puertas de San Pío X esperaban los vecinos del Zapillo para despedirse del Señor del Gran Poder y empezar a contar los días que restan hasta el Lunes Santo del año que viene.
(Diario de Almería)
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