‘¡Feliz Pascua de Resurrección!’ Era el saludo que ayer se escuchaba en todo el orbe católico y, por ende, en Almería especialmente al paso de la procesión de Jesús Resucitado. Que como es tradición, salió demasiado tarde, más de la una de la tarde, por lo cual se recogió casi a las cuatro, con medio cortejo procesional ya comiendo en su casa.
Si toda la Semana Santa los católicos conmemoramos la Pasión y Muerte de Jesucristo, ayer domingo se celebró su Resurrección. Así lo recogió el evangelista San Marcos:
“Entrando en el Sepulcro, se hallaron con un joven sentado al lado derecho y se quedaron pasmadas. Pero Él les dijo: ‘No tenéis que asustaros. Vosotros venís buscando a Jesús Nazareno que fue crucificado. Ya resucitó, no está aquí. Mirad el lugar donde le pusieron”. Y acaba un poco después: “Id y decid a sus discípulos que Él irá delante de vosotros a Galilea, donde le veréis”.
Bueno, pues todo salió a pedir de boca. La mañana fue la soñada por cualquier Cofradía. Un sol espléndido lucía en el celeste orbe y nuestro odiado viento no apareció en todo el itinerario. Más gente que otros años, quizá debido a la bondad climatológica.
La Misa Estacional, oficiada por el Obispo de Almería, Mons. González Montes, dio comienzo a las 11 y acabó pasadas las 12.30. Quizá demasiado larga, lo que propició que el Resucitado cruzase el dintel del portón catedralicio exactamente a las 13.10.
Una vez ganada la Plaza Catedral, abarrotada de gente deseosa de ver el broche de oro de la Semana Mayor de la cristiandad, el capataz y hermano mayor, Juan Diego Linares, cedió al Obispo la primera levantá en el exterior. Una vez realizada, el prelado regresó a palacio episcopal.
Continuó el cortejo procesional, presidido por Manuel Pozo, consiliario de la Hermandad, y Encarni Molina, presidenta de la Agrupación de Cofradías, quienes procesionaban ante el paso. Paso, por cierto, bellamente ornamentado, con margaritas de todos los colores imaginables que le confería una alegría y un cromatismo propios de la fiesta ayer celebrada.
Tras abandonar la Plaza de la Catedral, la procesión ganó calle Eduardo Pérez, pasando ante el convento de las monjas Siervas de los Enfermos, que lo esperaban gozosamente en la puerta.
De allí, a calle Real, con más personas que nunca, muchas de las cuales se acercaban a tocar el trono del Resucitado en tan angosto lugar. Revirá a calle Gravina y llegada a Plaza Virgen del Mar.
Allí sucedió quizá el momento más entrañable de la procesión: el paso se dirigió a la puerta del Santuario, donde lo esperaban el superior de los Dominicos, Fray Antonio Bueno, y miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad. El superior dirigió una oración y la Cofradía hizo entrega de una ofrenda floral que fue depositada a los pies de la Patrona.
Tras pasar por Carrera Oficial a partir de las 2.20 de la tarde, con las tribunas llenas, la procesión se dirigió al casco antiguo para recogerse en la Catedral a las 3.45. La Semana Santa 2016 ha finalizado.
Una mañana espléndida acompañó al cortejo que fue seguido por miles de almerienses
Si toda la Semana Santa los católicos conmemoramos la Pasión y Muerte de Jesucristo, ayer domingo se celebró su Resurrección. Así lo recogió el evangelista San Marcos:
“Entrando en el Sepulcro, se hallaron con un joven sentado al lado derecho y se quedaron pasmadas. Pero Él les dijo: ‘No tenéis que asustaros. Vosotros venís buscando a Jesús Nazareno que fue crucificado. Ya resucitó, no está aquí. Mirad el lugar donde le pusieron”. Y acaba un poco después: “Id y decid a sus discípulos que Él irá delante de vosotros a Galilea, donde le veréis”.
Bueno, pues todo salió a pedir de boca. La mañana fue la soñada por cualquier Cofradía. Un sol espléndido lucía en el celeste orbe y nuestro odiado viento no apareció en todo el itinerario. Más gente que otros años, quizá debido a la bondad climatológica.
La Misa Estacional, oficiada por el Obispo de Almería, Mons. González Montes, dio comienzo a las 11 y acabó pasadas las 12.30. Quizá demasiado larga, lo que propició que el Resucitado cruzase el dintel del portón catedralicio exactamente a las 13.10.
Una vez ganada la Plaza Catedral, abarrotada de gente deseosa de ver el broche de oro de la Semana Mayor de la cristiandad, el capataz y hermano mayor, Juan Diego Linares, cedió al Obispo la primera levantá en el exterior. Una vez realizada, el prelado regresó a palacio episcopal.
Continuó el cortejo procesional, presidido por Manuel Pozo, consiliario de la Hermandad, y Encarni Molina, presidenta de la Agrupación de Cofradías, quienes procesionaban ante el paso. Paso, por cierto, bellamente ornamentado, con margaritas de todos los colores imaginables que le confería una alegría y un cromatismo propios de la fiesta ayer celebrada.
Tras abandonar la Plaza de la Catedral, la procesión ganó calle Eduardo Pérez, pasando ante el convento de las monjas Siervas de los Enfermos, que lo esperaban gozosamente en la puerta.
De allí, a calle Real, con más personas que nunca, muchas de las cuales se acercaban a tocar el trono del Resucitado en tan angosto lugar. Revirá a calle Gravina y llegada a Plaza Virgen del Mar.
Allí sucedió quizá el momento más entrañable de la procesión: el paso se dirigió a la puerta del Santuario, donde lo esperaban el superior de los Dominicos, Fray Antonio Bueno, y miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad. El superior dirigió una oración y la Cofradía hizo entrega de una ofrenda floral que fue depositada a los pies de la Patrona.
Tras pasar por Carrera Oficial a partir de las 2.20 de la tarde, con las tribunas llenas, la procesión se dirigió al casco antiguo para recogerse en la Catedral a las 3.45. La Semana Santa 2016 ha finalizado.
Una mañana espléndida acompañó al cortejo que fue seguido por miles de almerienses
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