Con doce años de trayectoria, la artista almeriense está de gira con ‘La madeja’
Si la vida es un juego de equilibrismo, el suelo de Irene Paz se reduce a doce milímetros. El suelo entendido como esa zona de confort que permite tomar aire antes de lanzarse de nuevo al vértigo de vivir. Solo doce milímetros tiene el cable sobre el que la artista camina y hace coreografías con la concentración y las horas de entrenamiento como únicas aliadas. Porque en el circo, como en la vida, no hay red.
Irene Paz se convirtió en equilibrista mientras hacía equilibrimos para sortear la vida. Nacida en Madrid en 1981 y criada en Almería, un buen día de hace doce años se presentó en la capital de España con la pretensión de ser costurera, masajista o lo que surgiera. Y lo que surgió fue un curso de la Escuela de Circo Carampa. En aquella época conoció a su mentor Ernesto Terri, al que siguió a Argentina donde perfeccionó su técnica. Sobre el cable y en la vida.
Al otro lado del Atlántico, la joven continuó su aprendizaje en circo, danza y teatro de forma independiente. Trabajó con la compañía La Arena y participó, con la productora Imà Circo, en un proyecto de circo social en Brasil. “Fue mi primer proyecto más estable”, explica a LA VOZ Irene Paz, hija del fotógrafo Carlos de Paz.
Si su triple salto mortal fue arriesgarse a fundar en Argentina, junto a Mariano Carneiro, su propia compañía, Cabezadepie, y llevar por festivales y teatros de cinco países el espectáculo ‘Harto de ti’, el más difícil todavía fue volver a España y empezar de cero otra vez. “Argentina es un país muy lindo, pero ya sentía que se había cumplido ese ciclo; tampoco fue fácil porque fui de crisis en crisis: allí llegué después del corralito, aunque ellos viven en una situación de inestabilidad continua, y aquí regresé el 14 de mayo de 2011, cuando saltó todo lo de los indignados”, recuerda.
En Almería encontró la calma que anhelaba para conectar con lo más profundo y contar la historia que llevaba dentro de sí: ‘La madeja’. Propuesta que la ha puesto en el mapa de las artes escénicas por la que obtuvo, además, el premio del jurado del Festival Artescena y que ha llevado por festivales del circuito nacional.
De tono intimista y autobiográfico, el montaje es una metáfora entre el equilibrismo y el arte de tejer, una forma de meditación para Irene Paz. Un montaje sobre la aceptación del enredo como parte de cada uno en la que muestra que la vida tiene muchos hilos de los que tirar. Cursos de artes circenses para niños y la participación en un circo de invierno en Barcelona son hilos que ya tejen su prometedor futuro.
(La voz de Almería)
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