Omar y Nuoreddine compraron la mezquita de Vera con el objetivo de cerrar el camino a posibles tendencias radicales.
En el año 2000, primero Omar Khalki, a los pocos meses Nuoreddine El Abssi, cruzaron el Atlas. Llegaron a la costa norte de Marruecos, fijaron la vista en los 14 kilómetros de mar hasta la otra orilla, la de Europa. Y no dudaron. O se quedaban en medio o pisaban tierra.
El relente nocturno envuelve poco a poco la plaza Mayor de Vera. El frío taladra los huesos. Pese a ello, ninguno de los tres sentados alrededor de una mesa con café de por medio interrumpimos la charla. Hablamos de cuando más jóvenes, Omar y Nuoreddine cayeron en la cuenta de su porvenir sin futuro en Beni Mellal, ciudad marroquí entre la montaña Tassemit y las llanuras de Beni Amir, donde nacieron y residieron hasta llegada la juventud.
Omar se vino al Levante almeriense, aquí tenía un pariente, y Nuoreddine recaló en la zona porque estaba Omar. Ambos dejaron a sus respectivas familias en Beni Mellal, y ambos comenzaron a mejorar su futuro en Antas, en la agricultura. Apenas sabían algunas palabras en español: pedir pan y agua; lo demás, poco a poco. La conversación discurre como un meandro, no hay prisa. De cuando en cuando las campanas de Nta. Sra. de la Encarnación avisan del correr del tiempo. Nuoreddine tiene una niña de seis años y Omar un niño de tres.
En su periplo han conocido de todo, a gente buena, gente mala y gente con mentalidad cerrada. Los dos agradecen que les hayan abierto camino. Ellos van de frente, en busca de una vida tranquila, con una filosofía resumida por Nuoreddine en un libro blanco: las personas podemos escribir en él para bien o para mal. Pasaron los tres primeros años dedicados a la agricultura, después en la construcción y de nuevo, ahora, en la agricultura porque se acabaron las obras. El trabajo es duro, de entre ocho y diez horas según la estación del año y la duración de la luz solar.
La necesidad hace piña, dicen que quien las ha pasado canutas es más solidario con el prójimo. Omar Khalki es presidente de la Comunidad Musulmana Al-Andalus de Vera, y Nuoreddine El Abssi es vocal. La Comunidad nació con el fin de prestar ayuda, ayuda que ya proporcionaban antes: teníamos que encontrar la manera de comunicarnos, de hablar de nuestros problemas y, efectivamente, ayudar a quien lo necesita. Nuoreddine relata algunos casos, entre ellos el de familias que no llegan a fin de mes, o el de repatriar a un familiar fallecido. Incluso, a viajeros que han sido asaltados en la autovía. Omar señala un aspecto importante: que quieren cerrar el camino a posibles tendencias radicales, por eso han comprado la mezquita, han contratado un profesor que enseñe su historia. Lo hacemos con donaciones, me describe, cada cual aporta mensualmente lo que puede. El Estado no les concede ninguna subvención.
La plática pasa por el aumento de la comunidad musulmana en Vera gracias a la recuperación de la economía, de 50 familias hace pocos años a las actuales 150 o más que, cuenta Omar, algunas se encuentran con dificultades para alquilar vivienda porque no hay. ¿Y pensáis volver a Marruecos? Mira, llevamos aquí ya diecisiete años, tenemos trabajo, nuestras familias, nuestros hijos en el colegio, la gente nos trata bien, como decirte… ¿Os sentís integrados? Sí, eso es, estamos integrados, respetamos a todos y nos sentimos respetados, bueno, ya sabes, siempre hay alguien que… Si quieres vienes a la Mezquita, a la oración. No entendí sus rezos, aunque sí percibí la fe en sus plegarias. Wa-Alaikum-Salaam.
(La voz de Almería)
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