‘La energía de la desesperación’ es la primera formación que ha impartido en Andalucía.
El Aula de Teatro de la Universidad de Almería (UAL) ha organizado este mes el curso ‘La energía de la desesperación’, impartido por el dramaturgo Eusebio Calonge. Han asistido una docena de alumnos, miembros del Aula, actores, actrices, formadores y escritores afincados en Almería y de otras provincias, atraídos por la posibilidad, hasta ahora única en Andalucía, de asistir a una formación con el Premio Nacional de Teatro en 2010 con La Zaranda, compañía de la que es miembro desde hace más de tres décadas.
Partiendo de la incapacidad, común a los seres humanos, para comunicar con un lenguaje que escape a la palabra, y del hecho de que “la esencia de lo teatral hace que establezcamos una lucha con la materialidad de la obra”, explica Calonge, “y para que lo corpóreo nos revele lo espiritual necesitamos emplear una fuerza ciega que es la que yo llamo energía de la desesperación”.
La extensa carrera y el lenguaje propio de Calonge y La Zaranda han sido los motivos por los que Diego Armando Alías, director del Aula de Teatro de la UAL, ha programado esta formación. “Es muy enriquecedor trabajar con profesionales que lleven muchos años en activo en el teatro sobreviviendo pese a situarse al margen de la política de subvenciones. La Zaranda, además, ha creado, domina y se comunica con un lenguaje propio, identitario. Que el Aula de Teatro de la UAL ofrezca esta posibilidad no solo es interesante para el alumnado sino que nos posiciona desde un punto de vista formativo”, dice.
Por su parte, Pilar Baberá, docente del Aula, asegura: “Los alumnos han descubierto una manera diferente de enfrentarse a la obra, de construir el personaje y de mirar en escena. El trabajo físico y emocional ha sido durísimo; estoy segura de que para los alumnos ha sido una experiencia rompedora que ha supuesto un antes y un después a la hora de afrontar el trabajo teatral”.
“Hemos sido capaces de jugar”
Eusebio Calonge destaca la capacidad del juego que han demostrado los alumnos. “Si este curso me deja una reflexión es que la capacidad del juego, lo que de inocencia nos queda intacto, es lo que nos dota de capacidad actoral. Las técnicas se aprenden sobre todo con funciones, pero la capacidad de abandonarnos al juego en muchos actores choca con su racionalidad, su imaginario está muerto. Creo que fuimos capaces de jugar e incluso de desbrozar en nosotros los caminos a un personaje. El curso tuvo buenas hechuras, surgieron formas corpóreas interesantes, de esas que podemos aplicar luego a la obra”, afirma.
Durante 20 horas, dramaturgo y alumnos han trabajado en la búsqueda de esa energía, apoyados en textos de Valle Inclán , Maeterlinck, Ghelderode, Shakespeare, Eurípides, Beckett, Heiner Müller y del propio Calonge.
(La voz de Almería)
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