Desde hace seis años el centro ayuda a mejorar la formación de los niños de la Escuela Qolweni.
La solidaridad es una de las cuestiones que más ocupan al ámbito educativo del colegio SEK Alborán y más aún cuando llegan en forma de sonrisa y de un agradecimiento casi imposible de plasmar en el papel. Como el que demuestran los niños de la Escuela Qolweni de Sudáfrica que desde 2011 están recibiendo ayuda de alumnos y profesores a través de un programa que busca encontrar su alegría y mejorar su formación.
Su tutor y precursor, Alexander Sánchez, ex alumno del centro e hijo de la profesora Caroline Sánchez, recuerda cómo comenzó esta andadura para apadrinar al centro, con un viaje mientras él estudiaba biología que le llevo a este país y hasta esta escuela que ejerció de punto de inflexión para comenzar a dar forma a la idea de ayudar a estos niños.
A partir de ahí las iniciativas y actividades para recaudar fondos con los que mejorar esta escuela no han dejado de sucederse.
El último ejemplo lo materializarán el próximo 16 de febrero, a las ocho y media de la tarde en el Hotel Golf Almerimar, donde tendrá lugar la tercera cena benéfica a favor del proyecto ‘SEK for Siyakula’ en el que la comunidad escolar de SEK-Alborán lleva colaborando desde hace seis años. Al igual que en otras ocasiones, la organización del evento, así como las actividades que tendrán lugar durante la cena, correrán a cargo de los alumnos de 4º de ESO como parte del Proyecto personal de fin del Programa de Años Intermedios que cursan y la recaudación de la venta de las entradas y donativos irá destinada en su totalidad al fin que motiva el evento.
‘SEK for Siyakula’ no es un proyecto solidario más. Es un proyecto real, en el que toda la ayuda y colaboración que aporta la comunidad escolar se ve plasmada en acciones, material o equipamiento para la escuela infantil sudafricana con la que colaboran, y que poco a poco están consiguiendo transformar.
Viajes
Desde hace tres años, además, los alumnos tienen la posibilidad de viajar a Sudáfrica y comprobar in situ cómo la solidaridad está ayudando a mejorar esta escuela y a la vez poder vivir una experiencia de voluntariado y servicio única e irrepetible.
No obstante, Alexander subraya que lo más importante es que la ayuda es recíproca porque “nosotros vamos cada año con la mochila cargada de dinero para poder hacer su vida un poco más fácil y regresamos con esa mochila vacía, pero con el corazón y el alma llenos de amor y gratitud por todo lo que ellos nos dan durante esos días”.
En el último viaje, hace casi un año, se donaron tres portátiles a la escuela, lo que facilita la comunicación y el contacto ya que las conexiones vía Skype son habituales para hacer un seguimiento real del proyecto.
Alexander asegura que hasta marcar nuevas metas, el proyecto seguirá funcionando como hasta ahora, con el apoyo de la comunidad educativa de SEK-Alborán y sin apartar la mirada desde Almería hacia la cuna de la Humanidad, Sudáfrica.
(La voz de Almería)
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