El municipio celebró ayer su tradicional cesión por un día de la Alcaldía a un inocente Fiesta y jolgorio durante toda la mañana
Hace seis meses que se constituyeron las nuevas corporaciones municipales y por el ayuntamiento de Vélez Rubio ya han "pasado" tres alcaldes. Muchos se preguntarán qué es lo que ocurre en la política municipal velezana para que en tan poco tiempo haya habido este carrusel de regidores. La respuesta no es otra que como cada 28 de diciembre, desde el siglo XVII, el primer edil, Miguel Martínez-Carlón, cede el mando al alcalde inocente por un día.
Así, a las once de la mañana, Amador Cañabate, alcalde inocente en funciones, por la ausencia de Javier Pérez "el madriles" por motivos familiares, ataviado con capa española, chistera y corbata negra en señal de luto y su característica vara de mando como signo de máxima autoridad, ha comenzado un pasacalles por las principales calles de la localidad acompañado por la "alcaldesa" Vanesa Ramal de negro riguroso, el "cura" Juan José Salazar, el alguacil Juan Antonio López, encargado de custodiar el dinero recaudado por las multas en un cuerno hueco; y seis guindillas, vestidos con trajes más llamativos pantalón ancho, blusón y gorra todos de colores fuertes, una espada de madera en funda de esparto. Con el sonido de los villancicos entonados por la Agrupación musical Maestro Rojas han ido pasando por todos los establecimientos del pueblo cobrando los impuestos.
No ha habido distinción alguna, comercio grande, pequeño, bares, entidades bancarias, peatones o automovilistas, han tenido que rendir cuentas ante el nuevo regidor. Cualquier motivo es suficiente para tener que pagar el impuesto, circular por la calle, andar o tener abierto el negocio es motivo suficiente para ser multado. Entre los infractores unos se hacían los remolones para no sufragar el impuesto u otros esperaban en la puerta de sus comercios que llegara la comitiva para regalarles una botella de anís o un mantecado. A lo que los inocentes respondían con un villancico y un "¡viva el niño Dios!" como despedida.
Entorno a las una del mediodía, la comitiva ha hecho entrada en la plaza de la Encarnación donde varios centenares de vecinos y forasteros esperaban el pregón de inocentes de este año. Pero primero hay que cumplir con el protocolo, como manda la tradición, en el balcón del ayuntamiento de Vélez Rubio, Miguel Martínez-Carlón, ha hecho entrega del bastón de mando al nuevo "alcalde" por un día previo a la lectura del pregón.
El nuevo regidor inocente, Amador Cañabate, ha comenzado despidiéndose como alcalde inocente. Este año está en funciones porque iba a ser Javier Pérez quien ejerciera, pero circunstancias familiares lo han impedido. Tras este anuncio y los pertinentes saludos no ha dejado títere con cabeza. Ha comenzado su discurso, en verso, fijándose en la política nacional y el lío que tienen unos y otros para pactar. Pactos estos, que le han dado pie a hablar de la política municipal, sobre todo tras las pasadas elecciones municipales. Que si gana el PP pero no gobierna por el no pacto del Partido Andalucista con el PSOE, que si dimite un concejal y se pone otro, y cuando ya parece que va haber un nuevo alcalde y una legislatura compartida entre Juan Chacón y Domingo Crisol, un concejal se abstiene y vuelve a gobernar Miguel.
Los problemas internos de los partidos, el concierto de la banda de música con la participación como cantantes de los vecinos del pueblo o el alumbrado navideño solo en la plaza del ayuntamiento han sido alguno de los temas tratados para concluir con un alegato en favor de las tradiciones de antaño, se ha olvidado pedir el aguinaldo o cantar villancicos, o se importan otras como Papa Noel y se intentan destruyen las nuestras como son los Reyes Magos cambiándolas por reinas magas.
Con el final del pregón, el "primer edil" ha dado orden a los guindillas de detener a todos los que se encontraban en la plaza de la Encarnación, empezando por Miguel Martínez-Carlón y demás concejales hasta dejar la plaza vacía. En Vélez Rubio es el único lugar en el que se quiere entrar a la cárcel y pagar por ello a los alguaciles inocentes. Esta es una cárcel particular, dentro los presos han podido degustar unas buenas viandas de la zona y compartir experiencias de sus "internamiento como presos". El dinero recaudado se destina a fines sociales.
El origen de esta tradición se remonta posiblemente a la época de la Reconquista, cuando los repobladores castellanos un día al año ridiculizaban las fuerzas fácticas establecidas: alcalde, su esposa la alcaldesa, el clero representado por el cura y las fuerzas del orden público. Aunque hay quien lo sitúa alrededor del siglo XVII, por otros motivos. Al no tener documentos escritos no se puede saber con mayor certeza.
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