EL ARENAL, LIBRE DE POLITICOS, DISFRUTO AYER DE UN DIA ANIMADO Y FRESQUITO
El Arenal despertó ayer con resaca. No electoral, de la otra. Después de un sábado soleado de intensa reflexión, el domingo tardó en arrancar en el recinto ferial. Los cordobeses tenían cita con las urnas y aunque la participación no fue muy alta durante la mañana, los interesados en votar se retrasaron en las casetas. Los políticos, los que más. Apenas se vio el pelo un rato a los populares Salvador Fuentes y Carmen Sousa en el recinto, con motivo de la recepción de la Agrupación de Cofradías. Al resto, no se les esperaba hasta después del recuento. Y eso, en función de los resultados. A falta de políticos, sí que se pudo ver a algún famoso, como la popular actriz cordobesa Macarena Gómez, sin bebé (lo dejó con sus padres), que departió alegremente con un grupo de amigos en la caseta El Lagarillo.
El tiempo acompañó ayer en una jornada tranquila en la que la temperatura agradable hizo más llevadero el paso por El Arenal, más arenoso que nunca por efecto del viento y porque, según parece, echa en falta un poquito más de riego (no vino mal, por tanto, el nubarrón que descargó un poco de agua por la tarde).
Una vez emitido el voto, era momento de botar en la feria y, ni cortos ni perezosos, niños, jóvenes y mayores, en grupos de amigos o en modo familiar, se colocaron sus mejores galas para disfrutar de la fiesta. Por si los cacharritos no eran suficiente atractivo para llevar a los niños a la feria, algunas casetas ofrecieron un servicio especial de entretenimiento para los más pequeños. Como La Castañuela, donde disfrutaron de lo lindo haciendo papiroflexia, manualidades o jugando a la Play Station; Entrevarales, donde saltaron sin parar en un castillo hinchable o El Lagarillo, donde los payasos hicieron las delicias de los menores.
Antes de bailar sevillanas, muchas familias se reunieron para comer sentados en las casetas de picoteo, más o menos tradicionales, que al mediodía de ayer estaban de bote en bote. O almorzar sin dejar de mover el esqueleto en casetas como El Capirote, donde Pepe y su gente llevan dos
días preparando arroz gratis para sus clientes. Más de 350 raciones se repartieron ayer. El miércoles, según el chef, se volverá a servir. Mañana, concierto de Los Tabernícolas, que ayer estuvieron en La Cena. El perol cordobés presidió ayer muchas mesas, fue el plato principal en multitud de carpas, como Salsaya, donde se organizó un perol benéfico. La Caseta Municipal, que acogía el maratón de coros rocieros y la actuación de Piruleta & Gominola, también reunió a multitud de familias.
Aunque está expresamente prohibido, sigue habiendo casetas que, haciendo oídos sordos a la norma, reparten puerta a puerta reclamos publicitarios para atraer al público, lo que de momento no ha generado ninguna actuación policial. Los patios anexos a las casetas vuelven a ser la solución de muchos caseteros a la prohibición de fumar, aunque, en general y ante la previsión de que el año próximo la distribución de la feria cambie (¿cuántas veces se ha anunciado?), y con ella, la estructura de las casetas, son pocos los que parecen haberse esforzado en mejorar la estética de sus espacios. Y menos aún el Ayuntamiento. El recinto ferial luce este año con más holgura que nunca, con multitud de espacios antes ocupados y ahora vacíos que le quitan encanto al conjunto (se disimula algo en la parte de la calle del Potro por el ensanche del Paseo de Caballos, mientras el descampado frente a la Caseta Municipal resulta muy desolador). Una vez más, se echa en falta un suelo pavimentado que lo haga transitable y limpio o unas calles más estrechas y menos destartaladas que hagan el recinto más acogedor. En una feria con esta estética, llama la atención la afición creciente de las mujeres por acudir a la fiesta cada vez más guapas, vestidas con trajes de gitana que muestran un derroche de color y originalidad. Ganan por goleada el verde agua, el coral o el beige, también el blanco y el rojo, así como los estampados clásicos, que se entremezclan con colores lisos y creativos complementos de todo tipo. La manga larga, a pesar del calor, se lleva más que el tirante. Vestidos largos y cortos conviven, sin que ninguno prevalezca sobre el otro. Y otro clásico que vuelve a poblar el recinto son las despedidas de soltero/a, un pretexto como otro cualquiera para salir de fiesta que tiene en Córdoba, estratégicamente situada en el mapa de España, un destino con muchos adeptos, sobre todo, en mayo. Y en especial, los días de feria.
El Arenal despertó ayer con resaca. No electoral, de la otra. Después de un sábado soleado de intensa reflexión, el domingo tardó en arrancar en el recinto ferial. Los cordobeses tenían cita con las urnas y aunque la participación no fue muy alta durante la mañana, los interesados en votar se retrasaron en las casetas. Los políticos, los que más. Apenas se vio el pelo un rato a los populares Salvador Fuentes y Carmen Sousa en el recinto, con motivo de la recepción de la Agrupación de Cofradías. Al resto, no se les esperaba hasta después del recuento. Y eso, en función de los resultados. A falta de políticos, sí que se pudo ver a algún famoso, como la popular actriz cordobesa Macarena Gómez, sin bebé (lo dejó con sus padres), que departió alegremente con un grupo de amigos en la caseta El Lagarillo.
El tiempo acompañó ayer en una jornada tranquila en la que la temperatura agradable hizo más llevadero el paso por El Arenal, más arenoso que nunca por efecto del viento y porque, según parece, echa en falta un poquito más de riego (no vino mal, por tanto, el nubarrón que descargó un poco de agua por la tarde).
Una vez emitido el voto, era momento de botar en la feria y, ni cortos ni perezosos, niños, jóvenes y mayores, en grupos de amigos o en modo familiar, se colocaron sus mejores galas para disfrutar de la fiesta. Por si los cacharritos no eran suficiente atractivo para llevar a los niños a la feria, algunas casetas ofrecieron un servicio especial de entretenimiento para los más pequeños. Como La Castañuela, donde disfrutaron de lo lindo haciendo papiroflexia, manualidades o jugando a la Play Station; Entrevarales, donde saltaron sin parar en un castillo hinchable o El Lagarillo, donde los payasos hicieron las delicias de los menores.
Antes de bailar sevillanas, muchas familias se reunieron para comer sentados en las casetas de picoteo, más o menos tradicionales, que al mediodía de ayer estaban de bote en bote. O almorzar sin dejar de mover el esqueleto en casetas como El Capirote, donde Pepe y su gente llevan dos
días preparando arroz gratis para sus clientes. Más de 350 raciones se repartieron ayer. El miércoles, según el chef, se volverá a servir. Mañana, concierto de Los Tabernícolas, que ayer estuvieron en La Cena. El perol cordobés presidió ayer muchas mesas, fue el plato principal en multitud de carpas, como Salsaya, donde se organizó un perol benéfico. La Caseta Municipal, que acogía el maratón de coros rocieros y la actuación de Piruleta & Gominola, también reunió a multitud de familias.
Aunque está expresamente prohibido, sigue habiendo casetas que, haciendo oídos sordos a la norma, reparten puerta a puerta reclamos publicitarios para atraer al público, lo que de momento no ha generado ninguna actuación policial. Los patios anexos a las casetas vuelven a ser la solución de muchos caseteros a la prohibición de fumar, aunque, en general y ante la previsión de que el año próximo la distribución de la feria cambie (¿cuántas veces se ha anunciado?), y con ella, la estructura de las casetas, son pocos los que parecen haberse esforzado en mejorar la estética de sus espacios. Y menos aún el Ayuntamiento. El recinto ferial luce este año con más holgura que nunca, con multitud de espacios antes ocupados y ahora vacíos que le quitan encanto al conjunto (se disimula algo en la parte de la calle del Potro por el ensanche del Paseo de Caballos, mientras el descampado frente a la Caseta Municipal resulta muy desolador). Una vez más, se echa en falta un suelo pavimentado que lo haga transitable y limpio o unas calles más estrechas y menos destartaladas que hagan el recinto más acogedor. En una feria con esta estética, llama la atención la afición creciente de las mujeres por acudir a la fiesta cada vez más guapas, vestidas con trajes de gitana que muestran un derroche de color y originalidad. Ganan por goleada el verde agua, el coral o el beige, también el blanco y el rojo, así como los estampados clásicos, que se entremezclan con colores lisos y creativos complementos de todo tipo. La manga larga, a pesar del calor, se lleva más que el tirante. Vestidos largos y cortos conviven, sin que ninguno prevalezca sobre el otro. Y otro clásico que vuelve a poblar el recinto son las despedidas de soltero/a, un pretexto como otro cualquiera para salir de fiesta que tiene en Córdoba, estratégicamente situada en el mapa de España, un destino con muchos adeptos, sobre todo, en mayo. Y en especial, los días de feria.
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