Si hace unas semanas el protagonista de esta sección fue el Palacio Real de Quito, en Ecuador, cuyo nombre era El Ejido, en esta ocasión viajamos hasta la provincia de Cádiz donde encontramos un fuerte llamado Matagorda, al igual que el núcleo del municipio ejidense.
Se encuentra en el término municipal de Puerto Real, entre Las Cabezuelas y El caño del Trocadero, dentro de las instalaciones del Astillero de Matagorda, de las que también hablaremos.
Fuertes
En 1596, durante la guerra anglo-española y la de Flandes, la ciudad de Cádiz fue saqueada y devastada debido al ataque de una gran flota inglesa comandada por el almirante Charles Howard y dirigida por las tropas de Robert Devereux, II conde de Essex.
El 30 de mayo de 1597 Felipe II decidió que se construyeran dos fuertes en la parte más estrecha de la Bahía de Cádiz para evitar nuevos ataques. Se necesitaba un baluarte para defender la ciudad y evitar desastres como el del año anterior.
Un millón de pinos se trajeron de Puerto Real para hacer los cimientos de una construcción que se valoró en sesenta mil ducados.
Los plazos previstos no se cumplieron y, a mediados del s. XVII, la construcción del fuerte seguía estancada. Todo cambió cuando un tal Juan de Hurtado asumió la dirección de la obra entendiéndolo como una atalaya de dos torres. Con ello, un siglo después había en el castillo dieciocho cañones y un frente que miraba al canal.
Ocupaciones
En 1810, el fuerte fue destruido por los aliados ingleses antes de retirarse de él para que no pudiera ser aprovechado por las tropas napoleónicas cuando lo tomaran. Desde ese momento, y durante dos años y medio, los franceses bombardearon la ciudad. Para que se hagan una idea, el 21 de abril de 1810, las fuerzas francesas efectuaron 2740 disparos sobre el fuerte de Matagorda (concretamente, 902 bombas de mortero y 56 granadas con obuses). Ese ataque causó 73 bajas, y por parte de los franceses 34.
En 1823, de nuevo las tropas absolutistas ocuparon el Fuerte de Matagorda, siendo reforzado a finales del s.XIX. Después de diversos usos industriales y de un largo periodo de abandono, hoy únicamente puede observarse la planta de esa estructura.
Importancia
El castillo o fuerte tenía una situación privilegiada desde el punto de vista estratégico, por eso era tan importante para todos poder tener el control sobre él. Hay que tener en cuenta que ocupaba un lugar en el interior de la bahía desde el que se podía controlar el tráfico marítimo hacia el interior, enfrentado al castillo de Puntales, y desde él se podía vigilar a los barcos que entraban por el caño del Trocadero rumbo a la Villa de Puerto Real. La posesión del Fuerte era muy codiciada.
Matagorda
La pedanía del municipio ejidense no puede presumir de tener un castillo, aunque muy cerca, en Guardias Viejas, contamos con uno de bella factura. Pero si hablamos de batallas, las playas de esa zona y de la comarca en general, no escapan a heroicas luchas con piratas e invasores, así como fuertes defensas de los territorios a través de los siglos. Pero de eso nos ocuparemos en otra ocasión.
Los restos de un importante fuerte defensivo se llaman igual que el núcleo ejidense
Se encuentra en el término municipal de Puerto Real, entre Las Cabezuelas y El caño del Trocadero, dentro de las instalaciones del Astillero de Matagorda, de las que también hablaremos.
Fuertes
En 1596, durante la guerra anglo-española y la de Flandes, la ciudad de Cádiz fue saqueada y devastada debido al ataque de una gran flota inglesa comandada por el almirante Charles Howard y dirigida por las tropas de Robert Devereux, II conde de Essex.
El 30 de mayo de 1597 Felipe II decidió que se construyeran dos fuertes en la parte más estrecha de la Bahía de Cádiz para evitar nuevos ataques. Se necesitaba un baluarte para defender la ciudad y evitar desastres como el del año anterior.
Un millón de pinos se trajeron de Puerto Real para hacer los cimientos de una construcción que se valoró en sesenta mil ducados.
Los plazos previstos no se cumplieron y, a mediados del s. XVII, la construcción del fuerte seguía estancada. Todo cambió cuando un tal Juan de Hurtado asumió la dirección de la obra entendiéndolo como una atalaya de dos torres. Con ello, un siglo después había en el castillo dieciocho cañones y un frente que miraba al canal.
Ocupaciones
En 1810, el fuerte fue destruido por los aliados ingleses antes de retirarse de él para que no pudiera ser aprovechado por las tropas napoleónicas cuando lo tomaran. Desde ese momento, y durante dos años y medio, los franceses bombardearon la ciudad. Para que se hagan una idea, el 21 de abril de 1810, las fuerzas francesas efectuaron 2740 disparos sobre el fuerte de Matagorda (concretamente, 902 bombas de mortero y 56 granadas con obuses). Ese ataque causó 73 bajas, y por parte de los franceses 34.
En 1823, de nuevo las tropas absolutistas ocuparon el Fuerte de Matagorda, siendo reforzado a finales del s.XIX. Después de diversos usos industriales y de un largo periodo de abandono, hoy únicamente puede observarse la planta de esa estructura.
Importancia
El castillo o fuerte tenía una situación privilegiada desde el punto de vista estratégico, por eso era tan importante para todos poder tener el control sobre él. Hay que tener en cuenta que ocupaba un lugar en el interior de la bahía desde el que se podía controlar el tráfico marítimo hacia el interior, enfrentado al castillo de Puntales, y desde él se podía vigilar a los barcos que entraban por el caño del Trocadero rumbo a la Villa de Puerto Real. La posesión del Fuerte era muy codiciada.
Matagorda
La pedanía del municipio ejidense no puede presumir de tener un castillo, aunque muy cerca, en Guardias Viejas, contamos con uno de bella factura. Pero si hablamos de batallas, las playas de esa zona y de la comarca en general, no escapan a heroicas luchas con piratas e invasores, así como fuertes defensas de los territorios a través de los siglos. Pero de eso nos ocuparemos en otra ocasión.
Los restos de un importante fuerte defensivo se llaman igual que el núcleo ejidense
Comentarios
Publicar un comentario