La madre de Juan Mañas ha muerto a los 87 años en Pechina
Ha muerto María Morales, madre de Juan Mañas, uno de los tres jóvenes asesinados en mayo de 1981 junto a otros compañeros de Santander (Luis Montero y Luis Cobo), en lo que se denominó 'El Caso Almería'.
María se ha ido con 87 años, si bien desde la muerte de su hijo Juan, vivió más de cuatro décadas en un continuo sufrimiento, junto a José, su esposo ya fallecido hace tiempo.
María Morales pasó 42 años llorando la ausencia de su hijo Juan que fue asesinado cuando solo tenía 24 años. En mayo de este año se cumplieron 42 años de aquel triste suceso ocurrido cuando la Democracia daba sus primeros pasos. A lo largo de los años, María, una mujer con mucho temperamento, no pudo entender el tremendo error que cometió la Guardia Civil con su hijo y sus amigos.
“Era un ser inocente que junto a sus dos amigos fue maltratado, asesinado y posteriormente fueron quemados en el interior de un vehículo en la carretera de Gérgal”, repetía siempre. En la casa de los Mañas Morales en Pechina, desde aquel fatídico día siempre se respiró mucho dolor e impotencia.
Con la muerte de María Morales se va una mujer que vivió media vida en sufrimiento. Cuando hablaba se le notaba tan dolida, se le apreciaba ese gran amor de madre, de ver como un tremendo error pudo cambiarle tanto la vida. Ahora descansa en paz, y en Pechina siempre será recordada como una gran madre coraje.
El Caso Almería
La madrugada del 10 de mayo de 1981 aparecieron en el interior de un turismo Ford Fiesta los cuerpos calcinados de tres jóvenes en el fondo de un pequeño barranco en el término municipal de Gérgal. El “Caso Almería” ha sido sin genero de duda el hecho tristemente más dramático que ha ocurrido en la provincia de Almería durante el pasado siglo en plena Transición.
Tres muchachos procedentes de Santander a los que la Guardia Civil confundió con un comando de la banda terrorista de ETA que unos días antes atentaron contra el general Valenzuela en Madrid, fueron vilmente torturados y asesinados cuando llegaron a la provincia de Almería procedentes de la capital norteña para asistir a la primera comunión de un hermano de Juan Mañas, una de la victimas y cuya familia residía en Pechina.
La Guardia Civil justificó su crimen alegando que los jóvenes intentaron huir a pesar de ir esposados cuando la caravana con los detenidos se dirigía por la carretera de Gérgal hasta Madrid, donde iban a ser entregados en la Dirección General de la Guardia Civil.
Los tres jóvenes después de duros interrogatorios y torturas en la comandancia de Almería y en el abandonado cuartel de Casafuertes de Retamar buscando unas supuestas bolsas y armas, fueron finalmente tiroteados cuando ya habían muerto como consecuencia de las terribles torturas a las que fueron sometidos como quedó probada en la sentencia que condenó al jefe de la comandancia de Almería, un teniente y a otro agente.
Un teniente coronel de la Guardia Civil, Carlos Castillo Quero, en un exceso de celo y logro de medallas, sin comprobar datos básicos de identificación, fue el principal culpable de sus muertes al ordenar matar a los jóvenes inocentes al confundirlos con los etarras Mazusta, Bericiartúa y Goyonoeche.
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