Hacía tiempo que no se escuchaban pitos en el Mediterráneo, que reprobó el juego de su equipo, a jugadores como Maximiano o Baba y seguramente la gestión en el mercado de fichajes. Se llega a entender ese tiempo que necesita un equipo para acoplarse después de tantos tiempos continuos, pero las jornadas pasan y el fútbol no espera a nadie. Se le hará eterno el parón por selecciones al Almería, que apenas suma un punto tras cuatro partidos, tres de ellos como locales.
Tan preocupantes son los números como las sensaciones dentro y fuera de él. Se presentó al partido el Almería con apenas dos centrales (los suplentes del pasado ejercicio) y con un equipo que a día de hoy no mejora al de Rubi a pesar de que la entidad ha realizado la inversión más cara de su historia. Es inevitable esa reflexión de echar de menos a jugadores como De la Hoz (otras marchas son más que entendibles). Así lo entendió el respetable, que gritó incluso el nombre de Fernando tras otro error de Maximiano. Más allá de errores propios del juego, lo que es indudable es que aunque el Almería de noviembre no tenga nada que ver con el actual, esa construcción en la que se encuentra inmerso se pone cuesta arriba tras el negro arranque de temporada.
En el césped las sensaciones no fueron mejores, con un equipo al que le tiemblan las piernas a nivel defensivo y que muestra una imagen preocupante en las acciones a balón parado, sin hablar de la ineficacia en el apartado realizador. Al menos la medular tuvo otro aire con la presencia de Melero, que apareció bien entre líneas. La imagen global volvió a ser gris al no tratarse de un mal día o de un error esporádico, sino de algo estructural; de hecho, el 0-1 llegó en otra falta lateral, con otro error de Maximiano al quedarse bajo palos. Era el ecuador del primer acto e Iago Aspas botada una falta lateral para que Unai Núñez, libre de marca, rematase a placer con la testa.
Con las novedades de Kaiky, Robertone, Melero y Ramazani, por Édgar (sancionado), Lopy, Arribas y Puigmal, el Almería tuvo que remar a contracorriente. El 0-1 hizo mucho daño a los locales, aprovechando el Celta, con la única novedad de Manu Sánchez por el lesionado Cervi, para abrir la distancia en el marcador. Lo logró tras una nueva pérdida de Baba en zona de iniciación. De la Torre robó y Larsen la colocó como mandan los cánones junto al palo izquierdo de Maximiano, que esta vez no pudo hacer nada.
El Almería mejoró con el resultado en contra, teniendo oportunidades para meterse en el partido. Luis Suárez le puso un pase de la muerte a Melero. Embarba; un centro medido al corazón del área también al '11'; y Baba, un genial pase filtrado a Ramazani justo antes del descanso, pero el disparo cruzado del belga se marchó por poco. El partido fue una locura en el segundo tiempo, locura en la que acabó reinando el Celta. Akieme recortó la distancia con pase de la muerte de Melero y Arribas empató nada más entrar en un jugadón de Ramazani. Los rojiblancos la tuvieron de todos los colores, destacando un contraataque de Lopy, quedándose el maliense solo ante Iván Villar. Pero fue el Celta el que se lleva el gato al agua con gol de Swedberg tras un centro de Manu Sánchez.
(Diario de Almería)
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