El pésimo encierro de El Canario arruinó las expectativas de los aficionados al toreo a caballo. En esa decepción también tuvo su parte la renuncia de Hermoso de Mendoza a defender su prestigio. Las malas lenguas dicen que porque en esta Plaza no lo necesita para volver un año detrás de otro. ¿Qué pensará el jinete navarro de esta ciudad? ¿La tendrá por pueblo de escasa importancia?
Leonardo Hernández
Su primero de raza. Por eso Leonardo Hernández tuvo que ser cauto y no forzarlo demasiado al intentar encelarlo en el caballo. Demostrando su gran sentido, consiguió al fin hacerse con la atención de este segundo, construyendo poco a poco una faena ordenada y lucida, especialmente con Despacio. Con esta montura resolvió banderillas de sabor clásico y exhibió su talento como torero a caballo. Su actuación fue creciendo en emotividad y técnica, pasando el pecho de caballo por los pitones para colocar después la banderilla en su sitio. Con Xarope puso la guinda del segundo tercio con una banderilla casi perfecta y las cortas al violín. Claramente por encima de su enemigo.
Peores taza tuvo el quinto de a tarde. Leonardo se las vio para que el animal dejara las tablas y presentara la mínima pelea que se precisa en la lidia; en vez de pasodoble, pitos. El toro, en las tablas y el rejoneador buscándole la punta de raza y arriesgando para sacar adelante su actuación.
Lea Vicens
Lea Vicens debutó en Almería montando a Guitarra. Se encontró con un toro poco ambicioso al que supo acomodar las suertes, siempre templadas en la ejecución. El animal pedía proximidad para arrancarse y la rejoneadora se tuvo que emplear a fondo. El toro acabó proclamando su falta de raza y Lea sus ansías de triunfo. La casualidad quiso que con el caballo Desafío, Lea consiguiera despertar un tanto a su enemigo y conectar con el público.
El que cerró plaza y Feria tampoco varió mucho respecto a sus hermanos, quizás algo más inclinado a pisar los medios. Con todo, Lea Vicens se empeñó en conectar con los tendidos y se llevó una recompensa que no enmascara la tarde plomiza de toros y toreo
Hermoso de Mendoza
Hermoso de Mendoza abrió plaza a lomos de Napoleón. El toro estaba solo pendiente de quienes se ocultaban en el burladero y el navarro dejó el primer rejón de oficio, llegándole al toro desde atrás, como adelanto de lo que vendría después.
Quiso reclamar la atención del animal, variando los terrenos sin llegar a lucir el toreo a caballo de otras ocasiones. Sonaba en la Plaza Chiclanera, sin que las emociones del ruedo igualaran a las de la música. En el segundo tercio sacó a Beluga, con el que ganó algo el tono su actuación. Las banderillas cortas las puso con Pirata, ajustando la suerte para ponerlas en serie. Faena breve que podría estar justificada por la sosería del toro y por la escasa necesidad del rejoneador de justificar su presencia. Lo peor vino después cuando dejó que el caballo mordiera al toro moribundo ofreciendo una incalificable escena. Luego quieren los rejoneadores que se les considere como a los toreros a pie. A su segundo lo recibió con Churumay firmando un primer tercio anodino con la colaboración del toro. Con Disparate quiso ganar en trasmisión, pero el toro no estaba para excesos. Tampoco el rejoneador. Ni las banderillas cortas solucionaron tales carencias.
Leonardo y Lea Vicens ofrecieron oficio e ilusión. Hermoso parece que renuncia a su prestigio
Leonardo Hernández
Su primero de raza. Por eso Leonardo Hernández tuvo que ser cauto y no forzarlo demasiado al intentar encelarlo en el caballo. Demostrando su gran sentido, consiguió al fin hacerse con la atención de este segundo, construyendo poco a poco una faena ordenada y lucida, especialmente con Despacio. Con esta montura resolvió banderillas de sabor clásico y exhibió su talento como torero a caballo. Su actuación fue creciendo en emotividad y técnica, pasando el pecho de caballo por los pitones para colocar después la banderilla en su sitio. Con Xarope puso la guinda del segundo tercio con una banderilla casi perfecta y las cortas al violín. Claramente por encima de su enemigo.
Peores taza tuvo el quinto de a tarde. Leonardo se las vio para que el animal dejara las tablas y presentara la mínima pelea que se precisa en la lidia; en vez de pasodoble, pitos. El toro, en las tablas y el rejoneador buscándole la punta de raza y arriesgando para sacar adelante su actuación.
Lea Vicens
Lea Vicens debutó en Almería montando a Guitarra. Se encontró con un toro poco ambicioso al que supo acomodar las suertes, siempre templadas en la ejecución. El animal pedía proximidad para arrancarse y la rejoneadora se tuvo que emplear a fondo. El toro acabó proclamando su falta de raza y Lea sus ansías de triunfo. La casualidad quiso que con el caballo Desafío, Lea consiguiera despertar un tanto a su enemigo y conectar con el público.
El que cerró plaza y Feria tampoco varió mucho respecto a sus hermanos, quizás algo más inclinado a pisar los medios. Con todo, Lea Vicens se empeñó en conectar con los tendidos y se llevó una recompensa que no enmascara la tarde plomiza de toros y toreo
Hermoso de Mendoza
Hermoso de Mendoza abrió plaza a lomos de Napoleón. El toro estaba solo pendiente de quienes se ocultaban en el burladero y el navarro dejó el primer rejón de oficio, llegándole al toro desde atrás, como adelanto de lo que vendría después.
Quiso reclamar la atención del animal, variando los terrenos sin llegar a lucir el toreo a caballo de otras ocasiones. Sonaba en la Plaza Chiclanera, sin que las emociones del ruedo igualaran a las de la música. En el segundo tercio sacó a Beluga, con el que ganó algo el tono su actuación. Las banderillas cortas las puso con Pirata, ajustando la suerte para ponerlas en serie. Faena breve que podría estar justificada por la sosería del toro y por la escasa necesidad del rejoneador de justificar su presencia. Lo peor vino después cuando dejó que el caballo mordiera al toro moribundo ofreciendo una incalificable escena. Luego quieren los rejoneadores que se les considere como a los toreros a pie. A su segundo lo recibió con Churumay firmando un primer tercio anodino con la colaboración del toro. Con Disparate quiso ganar en trasmisión, pero el toro no estaba para excesos. Tampoco el rejoneador. Ni las banderillas cortas solucionaron tales carencias.
Leonardo y Lea Vicens ofrecieron oficio e ilusión. Hermoso parece que renuncia a su prestigio
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