Domingo, 11 de mayo de 2014 a las 13:18
El Real de la Feria de Abril de Sevilla se convierte en el centro turĂstico de la capital andaluza durante este fin de semana, cuando acoge la llegada masiva de turistas y de visitantes de pueblos de la provincia, a quienes las altas temperaturas no amilanan siempre que haya disponible "rebujito".
Desde poco despuĂ©s del mediodĂa una hilera de personas, en la que se mezclan quienes se engalanan con sus trajes de gitana y de corto con aquellos ataviados con una gorra, una mochila y una cĂ¡mara de fotos, enfilan el trayecto que une las paradas de metro o autobĂºs con el Real con un Ăºnico objetivo: vivir la Feria.
Mientras muchos sevillanos aprovechan para irse a la playa a descansar despuĂ©s de cuatro agotadores dĂas, hay quienes aprovechan el fin de semana para disfrutar de toda la fiesta que la jornada laboral no les ha permitido, ya que este año la Feria no ha tenido dĂa festivo, aunque para el prĂ³ximo año sĂ habrĂ¡.
A los sevillanos, de la capital y muchos de los pueblos de la provincia, se unen muchos madrileños, motivo por el que Renfe ha reforzado hasta el domingo el AVE Madrid-Sevilla con 6.000 plazas y en total ofrece 47.000 asientos entre el jueves y mañana, dĂa que acaba la Feria.
Las mĂ¡s de mil casetas del Real -verdiblancas y rojiblancas, como si de un derbi futbolĂstico se tratara, cada una de ellas cuidadosamente decorada- se llenan de feriantes Ă¡vidos de esa mĂ¡gica mezcla de vino manzanilla con refresco de gaseosa, el "rebujito", el mĂ©todo mĂ¡s eficaz para olvidarte de los 35 grados de temperatura.
Aunque casi la totalidad de estas casetas son privadas, siempre hay posibilidad de "arrimarse" a algĂºn conocido con el que entrar, de forma que la Feria tambiĂ©n funciona como una red social en la que tienes un gran repertorio de amigos, solo virtuales, a los que acudir en caso de necesidad por un momento.
Con abanicos por doquier y un albero brillante por el sol, relucen los trajes de gitana y el paseo de caballos, dibujando la postal mĂ¡s tĂpica andaluza ante los visitantes.
Bajo la portada tambiĂ©n se puede ver como un turista valiente se atreve a participar en un baile por sevillanas con un grupo flamenco, aunque en este caso Ă©l lo convierta en dar vueltas como una peonza al compĂ¡s de los "olĂ©s" de sus compañeros.
La noche de hoy promete ser larga, es la Ăºltima por este año y hay que aprovechar antes de que mañana, con el apagado del alumbrado del recinto, eche el cierre el Ăºnico evento que es capaz de competir en Sevilla con la Semana Santa.
TambiĂ©n los mĂ¡s pequeños tienen hoy una de sus Ăºltimas oportunidades para disfrutar de la Calle del Infierno, donde con olor a algodĂ³n de azĂºcar les esperan el RatĂ³n VacilĂ³n, el SĂºper Canguro o el Gato ComilĂ³n.
Y mientras la ciudad artificial en la que se convierte el Real compite con la espectacularidad de una ciudad Patrimonio de la Humanidad, las calles del centro de la capital estĂ¡n mĂ¡s tranquilas que nunca e invitan al paseo sosegado por el casco histĂ³rico, algo que los no feriantes, que tambiĂ©n los hay, disfrutan y agradecen.
El Real de la Feria de Abril de Sevilla se convierte en el centro turĂstico de la capital andaluza durante este fin de semana, cuando acoge la llegada masiva de turistas y de visitantes de pueblos de la provincia, a quienes las altas temperaturas no amilanan siempre que haya disponible "rebujito".
Desde poco despuĂ©s del mediodĂa una hilera de personas, en la que se mezclan quienes se engalanan con sus trajes de gitana y de corto con aquellos ataviados con una gorra, una mochila y una cĂ¡mara de fotos, enfilan el trayecto que une las paradas de metro o autobĂºs con el Real con un Ăºnico objetivo: vivir la Feria.
Mientras muchos sevillanos aprovechan para irse a la playa a descansar despuĂ©s de cuatro agotadores dĂas, hay quienes aprovechan el fin de semana para disfrutar de toda la fiesta que la jornada laboral no les ha permitido, ya que este año la Feria no ha tenido dĂa festivo, aunque para el prĂ³ximo año sĂ habrĂ¡.
A los sevillanos, de la capital y muchos de los pueblos de la provincia, se unen muchos madrileños, motivo por el que Renfe ha reforzado hasta el domingo el AVE Madrid-Sevilla con 6.000 plazas y en total ofrece 47.000 asientos entre el jueves y mañana, dĂa que acaba la Feria.
Las mĂ¡s de mil casetas del Real -verdiblancas y rojiblancas, como si de un derbi futbolĂstico se tratara, cada una de ellas cuidadosamente decorada- se llenan de feriantes Ă¡vidos de esa mĂ¡gica mezcla de vino manzanilla con refresco de gaseosa, el "rebujito", el mĂ©todo mĂ¡s eficaz para olvidarte de los 35 grados de temperatura.
Aunque casi la totalidad de estas casetas son privadas, siempre hay posibilidad de "arrimarse" a algĂºn conocido con el que entrar, de forma que la Feria tambiĂ©n funciona como una red social en la que tienes un gran repertorio de amigos, solo virtuales, a los que acudir en caso de necesidad por un momento.
Con abanicos por doquier y un albero brillante por el sol, relucen los trajes de gitana y el paseo de caballos, dibujando la postal mĂ¡s tĂpica andaluza ante los visitantes.
Bajo la portada tambiĂ©n se puede ver como un turista valiente se atreve a participar en un baile por sevillanas con un grupo flamenco, aunque en este caso Ă©l lo convierta en dar vueltas como una peonza al compĂ¡s de los "olĂ©s" de sus compañeros.
La noche de hoy promete ser larga, es la Ăºltima por este año y hay que aprovechar antes de que mañana, con el apagado del alumbrado del recinto, eche el cierre el Ăºnico evento que es capaz de competir en Sevilla con la Semana Santa.
TambiĂ©n los mĂ¡s pequeños tienen hoy una de sus Ăºltimas oportunidades para disfrutar de la Calle del Infierno, donde con olor a algodĂ³n de azĂºcar les esperan el RatĂ³n VacilĂ³n, el SĂºper Canguro o el Gato ComilĂ³n.
Y mientras la ciudad artificial en la que se convierte el Real compite con la espectacularidad de una ciudad Patrimonio de la Humanidad, las calles del centro de la capital estĂ¡n mĂ¡s tranquilas que nunca e invitan al paseo sosegado por el casco histĂ³rico, algo que los no feriantes, que tambiĂ©n los hay, disfrutan y agradecen.
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